martes, 11 de febrero de 2014

VIEJO ZORRO

De finos pelajes, blancos y amarillos,
Las patitas negras, ávaro, grosero,
De familia grande, bastantes chiquillos,
Viejito elegante, cachaco y sombrero.

La familia nunca preguntó el oficio,
Que moralidades siendo tantos chicos,
El viejo se marcha antes de las doce,
Llega  muy, muy tarde cerrando la noche.

Trae la comida, sus medias de guaro,
Plata pa` las cuentas, poltrona y sillón,
chucherías varias, la leche de tarro,
Joyas de oro golfi y otras veces no.

Un día de muchos el zorro salió,
Sombrías las nubes, puñales de viento,
siguió caminando, el viejo que es terco,
Busca insensatos, zorras o licor.

Un poco cansado recuesta su cuerpo,
Sobre unas escalas del parque central,
Se prende un cigarro, suicidando el tiempo,
y se compra un tinto en el palomar.

Pasando la calle ve un grupo de pillos,
Conocidos viejos, golpes importantes,
Bastante violentos, con fierros, cuchillos,
El viejo prefiere ser mas elegante.

Sube la solapa de su chaquetón,
Cubre su mirada con su boina blanca,
Se esconde de espaldas a un viejo camión,
Escucha de joyas en frente a la plaza.

"Dos de la mañana, el cambio de guardia,
Cogemos de quieto al tal vigilante,
Una vez adentro sacamos las armas,
matan al marica que se crea valiente".

El zorro termina cigarro y café,
Se va a la cantina que siempre frecuenta,
Ve algunos colegas, en la mesa tres,
Estos le saludan, alzan sus botellas.

El viejo se sienta, se pide un buen trago,
Una rata negra se sienta a su mesa,
"¿Qué más viejo Zorro, algo de trabajo?",
"Nada vieja amiga, ¿Qué toma cerveza?"

Normalmente el Zorro no es egoísta,
Pero en casa ahora son varias las deudas,
Además si alguien de pronto le avista,
paga con la muerte, muy alta la cuenta.

Deja la cantina, toma un taxi al frente,
Le indica lo lleve a la plaza central,
Transito liviano, ni un caminante,
Muy bien se despide antes de bajar.

Se esconde tras una caseta cerrada,
Silencioso espera lo que ha de pasar,
La banda a lo lejos tiene al empleado,
Ímpetu perdido, el arma en la cara.

Guardia amenazado, timbra al anunciarse,
"Sin novedad alguna, aquí todo bien",
Un otro confiado sin constatar abre,
Se entraron los gatos, ya nada que hacer.

El confiado cae sin tocar su arma,
Así esta no fuese su ultima intención,
Al vivo lo amarran, algunas patadas,
Un botín de oro, mucha es la emoción.

Abren la bodega con un rafagazo,
las joyas empacan en maletas negras,
Pasan en cadena, llegan hasta el carro,
Un guardia escondido prende su escopeta.

Los gatos contestan, cae el vigilante,
Dos gatos han muerto. "Nos vamos de acá".
El zorro a hurtadillas noquea al del auto, 
Cierra bien la puerta de seguridad.

La sorpresa es mucha al verse encerrados,
El auto cargado se empieza a alejar,
Uno de los gatos revisa el cadáver,
Muchas son las llaves que han de probar.

Al fin el sonido, se abre la puerta,
Ni rastro del auto, menos del chófer,
El zorro ya lejos deja al conductor,
Abandona el auto y se desvanece.

La alarma activada por el guardia oculto,
Alerta a los cerdos que van al lugar,
Ya con las esposas y unos varios golpes,
Los cerdos comentan que hay que negociar.

Un gato indignado, le dice al agente,
"Otro se ha llevado lo que usted reclama",
Así continua la lluvia de golpes,
Todos bien pensados para no marcar. 


lunes, 27 de agosto de 2012

PALOMA

Ser simple paloma, así me tocó,
nací en la cornisa de una vieja iglesia.
Viendo el precipicio, torre del reloj,
un enorme parque con grandes aceras.

Nuestra madre iba y venía incansable,
buscando comida, pidiendo centavos.
Cientos de palomas viven el parque,
venden cigarrillos, cometen asaltos.

Varios los palomos que van por el nido,
con cada visita son más huevecillos.
Mi madre revuela, rebusca en el piso,
poca es la comida, arduo el ejercicio.

Muy pronto fue el día que aprendí a volar,
un empujón tosco me envió al precipicio.
Tantos en el nido difícil juzgar,
ahora estoy solo buscando lo mío.

Mis platos aceras, también basureros,
mi baño es la fuente del parque central.
Mendigo las tardes algo de dinero,
si no encuentro nada, pegante almorzar.

Cuando se anochece busco algún rincón,
el frio madruga quebrando mis sueños.
Mis enfermedades no tienen doctor,
ilusiones nunca serán más que anhelos.

Los otros palomos quitan si no dan,
en el parque abunda bazuca y peligro.
Las bestias más finas no osan pasar,
robo entre palomas cuando se han dormido.

Una noche oscura un fiero palomo,
da muerte a un cachorro por robarle cien.
Resultando el perro hijo de paraco,
el dolor es mucho, el poder también. 

Las motos llegaron por las cuatro esquinas,
el que tuvo suerte pudo despegar.
Ráfagas de hierro, enormes heridas,
pluma ensangrentada, limpieza social.

Mi vuelo oportuno me salvo la vida,
palomas prohibidas en el parque están.
Ahora me pasó de techo en cornisa,
ya solo aterrizo por algo cenar.

En toda ciudad la paloma es paloma,
perro comió perro y cisne caviar.
Desde el más corriente al sofisticado,
viven en los roles que optaron llevar.

Yo sigo en lo mío, mi almuerzo pegante,
el sol en los hombros, el frio traidor.
Soy simple paloma, mi vuelo es constante,
mi casa tu techo o cualquier rincon.




 


sábado, 23 de junio de 2012

CÓNDOR SIN ALAS

Nacido imponente, rápido y locuaz,
sorprendió a sus padres por su pronto hablar.
De buen vecindario, padres comerciantes,
niñera del campo, madre a laborar.


El sano chiquillo crece sin mesura,
jugando en la sala y en el comedor.
Lanza mil preguntas a veces profundas,
la niñera  enciende la televisión.


Esta le hipnotiza, le brinda respuestas,
le muestra que quiere, también lo que no.
Que siente, que sueña, que aspira, que cree,
que cartón de jugo, que marca de arroz.


Se pasan los días, el Cóndor sin dudas,
ya es un niño grande, listo a estudiar.
Los padres  lo inscriben, colegio costoso,
anglo canadiense, queriendo ostentar.


Allí aprende lenguas, ciencias y batallas,
aprende complejos, discriminación.
Discute que padres tienen más dinero,
quien visito Francia y quien tal vez no.


El Cóndor destaca por su liderazgo,
presidente de aula y gran jugador.
En bachillerato ya anhela un futuro,
de fuerte empresario, gran legislador.


Una vez al sol abrió sus dos alas,
natural reflejo, espanto al salón.
Fue tal el revuelo entre los muchachos,
regaño severo, nota y citación.


Padres preocupados, prohibieron el hecho,
tuvo un buen castigo, no televisión.
Como reprocharlos, padres ignorantes,
si sus alas nunca tuvieron función.


De ahí en adelante alas censuradas,
el Cóndor se centra en su educación.
Algebras lineales, historias lejanas,
charlas de pasillo, el primer amor.


Fines de semana, fiestas en mansiones,
reuniones sociales en el country club.
Graduación laureada del anglo colegio,
firme vocación de finanzas school.


Viaja al extranjero, cursa los estudios,
esconde sus alas para no rayar.
De nuevo laureado recibe sus grados,
padres orgullosos, van a presenciar.



De regreso a casa recibe su herencia,
lidera la empresa, que es familiar.
La proyecta en macro exporta e importa,
le otorga un enfoque multinacional. 


Avanzan los lustros, ve morir los padres,
muchos son sus éxitos a cosechar.
Envía a sus hijos al mismo colegio,
clubes opulentos y universidad.


De viejo se enferma, ya sus alas duelen,
un día lo internan, vil su enfermedad.
Entrega la empresa a sus herederos,
qué bien preparados  ansían liderar.


Se entrega al suero, los baños de esponja,
miles de pastillas, jeringas y flan.
Su esposa lo asiste en el internado,
supervisa toda su comodidad.


Un día tortuoso en su lecho de muerte,
ve por la ventana a un cóndor volar.
De blanco plumaje se posa en el marco,
las alas abiertas, saluda y se va.


El ya viejo cóndor recuerda su vida,
tanto sin sentido, el asco es total.
Escribe un verso para su familia,
que sus hijos leen en su funeral.


“No valen los lujos, los autos, los lucros,
no valen los pesos, real valor no dan.
Lo único que vale es ver el horizonte,
levantar las alas y feliz volar”.

lunes, 19 de diciembre de 2011

ATARDECER DE VENADO


Naranjas purpúreos tinturan las nubes,
El color romance se traga a la urbe,
Calles apacibles, las bestias tranquilas,
La madre ratona pidiendo comida.

Las gruyas que vuelan buscándose un techo,
Las ranas que croan contando los hechos,
Algunos  cachorros jugando felices,
Los pequeños perros que comen del piso.

El pavo real que va en camioneta,
La simple paloma guerreando en la acera,
Gatos refinados de hermosos pelajes,
También los que vagan sin lavar sus trajes.


Una ardilla vieja que lee la Biblia,
Pareja de cisnes en una rencilla,
Laborioso Topo que toma un descanso,
Canario naranja que fue encarcelado.

La grilla que ríe cuando la cortejan,
La pequeña ardilla que fragua una treta,
El gran simio negro de seguridad,
El sapo exiliado que aprendió a cantar.

Inmóviles quedan, prestos a observar,
La hipnótica tarde, que pronto se ira,
El aire resopla, calma universal,
De horizonte rosa a negro total.

jueves, 10 de noviembre de 2011

EL PERRO

EL PERRO

De Cachorro el Perro rudo, necio y cruel,
De Padre borracho, madre en el burdel.
Su casa las calles, de familia panas,
Acera de barrio, cacho'e mariguana.

Los tragos, la juerga, golpizas, vendettas,
Cachorras en celo, hurtos, billeteras.
Dos Paras muy gatos, ven el Perro fiero,
Combatiendo erguido, a un lobo cerrero.

De un golpetazo, le rompe los huesos,
Cae allí sin vida, sorpresa  en exceso.
"Ya  vienen los tombos", grito el cocodrilo,
Se sienten las motos, las sirenas, ruidos.

Todo el combo en pleno despeja la escena,
Hay fiesta en la plancha, de la boa negra.
Los gatos irrumpen, apagan la fiesta,
Apresan al Perro. "Suerte, hasta la vista".

"Ojo con hablar o se van de pela,
Tengan buena fiesta, lindas las doncellas".
El Perro y los Gatos llegan donde el Duro,
El Viejo sentado, fumándose un puro.

Se miran, sonríen, apretón de manos, 
Le sirve perico, le ofrece unos tragos,
Le entrega una Mágnum con motocicleta,
Algo de dinero, le presenta perras.

El Perro orgulloso, patrullando armado,
Sus amigos cambian, coca, despilfarro,
Las ropas, las perras, buenos los bocados,
Dinero a la cucha, garrafas de guaro.

Algún día el duro, solicita al Perro,
Este atento y presto acude al llamado.
"Dale al cocodrilo de arriba del cerro,
Disque esta atracando adentro del barrio".

Cocodrilo sabe que lo andan buscando,
Tenso y confundido, el cuerpo le tiembla.
Su pecado, un robo que se fue de tono,
Muerto el propietario de la compraventa.

No sabia de donde vendría el peligro.
El perro nervioso buscando a su amigo.
Pensó, "con las ratas lo podré encontrar",
Alguna le dijo, "derecha e izquierda".

El perro se acerca con mucho sigilo.
Cocodrilo aguarda, revólver en mano.
Al verle saluda, "¿que dice mi niño?"
El perro contesta, fuerte el rafagazo.

Cocodrilo herido, casi agonizando,
Calla sus gemidos para ocultarse.
El perro se acerca para rematarlo,
Camina, camina, hasta mucho acercarse.

El ruido de bala silencia la calle,
El viento se corta con la trayectoria,
La bala ingresa, costilla, pulmón,
Se detiene justo en la gran arteria.

El perro ha muerto, el otro agoniza,
La chispa de vida abandona sus ojos,
Se escuchan sirenas, unas hembras gritan,
Sólo es medio día, de almuerzo sancocho.

lunes, 24 de octubre de 2011

LA RATA

La rata despierta, la ira la ciega,
La falta del peso, carente alacena
Afuera vitrinas, relojes, pulseras,
Flamantes carrozas, Suntuosas cadenas.


Los gritos de angustia, familia  en la acera,
Hermanos hambrientos, invaden banquetas,
El llanto de madre, pidiendo monedas,
La gente que pasa, baja la cabeza.


La Rata decide, cometer el hecho,
Afila el cuchillo y ensaya el discurso.
Firme y decidida, se pone al asecho,
Estudia tres calles e inicia su asunto.


De un lado los autos, patrulla de tombos,
La Rata esta atenta, le tiemblan los dedos.
Puñal en la mano confronta a unos novios,
Vigilando todo de visajes feos.


Denme las cadenas, mochila y pulsera,
Déme ese teléfono, esa billetera.
También el reloj que tanto recela,
Y guarden silencio o su chuzon llevan.


Esconde las cosas, también el cuchillo,
Emprende su fuga,  empuja y esquiva.
El grito de auxilio rompió la rutina,
El tipo ofendido, le acusa en la esquina.


Los guardias atienden, armas en la escena,
La Rata asustada, su marcha acelera, 
Es interceptada por varios gendarmes,
Bastón y patadas y a la camioneta.

La madre ratona visita a su hijito,
Su tez es muy ruda, no es el mismo chico.
Ella le pregunta: que es lo que ha pasado?
Relájese cucha, un tiempo encerrado.

Míreme a los ojos cuando me este hablado,
Que es eso de cucha? Yo su madre soy.
La rata levanta su cara apenada.
La madre le abraza. Comiste algo hoy?

Regresando a casa, la madre comenta,
La ropa le lavo a algunos vecinos.
La rata ahora vive en un parqueadero,
Juega entre los coches con otros seis críos.